PRESENTACIÓN
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l martes nueve de diciembre del 2014, a causa de una
obstrucción de una arteria coronaria, falleció Amador García García (6 de Abril
1965 – 9 de Diciembre 2014).
Cuando en mi memoria pienso en Amador, vienen dos
imágenes a la cabeza, una como persona comprometida que ocupó un cargo público,
ejerciendo como alcalde al frente de la administración en Villatoro, desde el
año 2003 hasta el final de su vida. En ese tiempo defendió los intereses de sus
conciudadanos mediante políticas locales, teniendo por objetivo la mejora de su
calidad de vida, combatiendo con protestas junto con otros regidores de ayuntamientos
del Valle de Amblés la reducción de facultativos del Área de Salud, en la que
estaba afectada su consistorio.
Cosas de la vida, en ese centro para el que había
trabajado canalizando la preocupación de rechazo e inquietud de sus vecinos
contra una decisión sanitaria intolerable, fue donde dejó de vivir.
En la otra imagen, como sujeto bueno y honesto, no
puedo añadir nada a lo que de él se ha dicho y se comparte. En una de las
últimas conversaciones que tuve con él, tratamos sobre el quinto centenario del
nacimiento de Santa Teresa (1515-1582) que se conmemora este año, y comentamos el
enlace de una hermana de la primera mujer de su padre con el corregidor de
Villatoro. Así mismo, dilucidamos sobre los sucesos acaecidos para que se
celebrasen los desposorios en la iglesia de San Miguel Árcangel de la villa, de
su hermana mayor con un hacendado del lugar,
Estos recuerdos son los que nos han hecho editar este
número especial de “EL PAPEL DE VILLATORO”, dedicado a la memoria de Amador,
que aunque ya no está a nuestro lado, nosotros, sus amigos, le seguimos
teniendo tan cerca como siempre.
José María Hernández Escorial
ANTECEDENTES
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a donación entre
vivos a su sobrino, D. Blasco Ximénez, del reverendo obispo de Ávila, D. Sancho
Blázquez Dávila, -Sancho Dávila- del Mayorazgo de Villatoro fechada el 16 de
agosto de 1328 se desarrolla en once claúsulas hereditarias de
cumplimiento riguroso, donde se expone la obligación de ocupar el señorío
siendo varón, con exclusión perpétua de las mujeres, aunque no a sus
descendientes que fuesen varones. (Ver Fundación del
Mayorazgo de Villatoro .- El Papel de Villatoro Nº 6 Pag. 18-22).
D. Blasco Ximenez, en virtud de la donación, pasa a ser
el sucesor de la villa de Villatoro y su estado con los siete pueblos, uniendo
los señoríos de Villatoro y Navamorcuende. Este último señorío lo venía
ocupando desde la muerte de su padre Fernán Blázquez, acaecida en 1327 un año
antes de la donación que le hizo su tío.
El 15 de diciembre de 1331, Don Sancho, obtiene una escritura de
privilegio del Rey Alfonso en el que ratifica otra anterior de su padre
Fernando “en que el dicho rrey don
Fernando dio en San Miguel del Soto que se llama agora Villatoro termino para
estos lugares en este escriptura contenido y como el dicho don Alfonso lo
confirmó la qual fue fecha en El Barco…”. Al año siguiente el jueves 5 de
julio, estando Don Sancho cerca de Valdeprados “con los alcaldes y alguaciles de Ávila e con ciertos regidores e otros
omes buenos de Ávila partió e deslindó los términos de dicho lugar de
Villatoro…”
(A.H.N. Op. Cit. Leg 33816)
Años después sabemos que se persona en Villatoro el
futuro heredero: “… en lunes a ventiun
dias de octubre era de 1376 (esta fecha corresponde al año juliano que es el año 1338)
en la iglesia de Villatoro y estando el concejo ayuntado a campana repicada,
también los de las aldeas de su término, paresció Blasco Ximenez, hijo de Fernán
Blázquez e mostró una carta del obispo don Sancho de Ávila, fecha en papel
abierta e sellada con su sello en las espaldas de la cual contiene como el
dicho obispo don Sancho facia saber a los omes buenos del dicho lugar de
Villatoro e ley su termino como él por facer bien e merced a Blasco Ximenez, su
sobrino, fijo de Fernán Blázquez, su hermano, le daba el dicho lugar de
Villatoro con todo su término e le mandaba que lo recibiesen por señor con
ciertas condiciones en la forma que la carta contiene” (A.H.N. Op.
Ciot. Leg 33816). Una vez
creado el mayorazgo de Villatoro, la villa cabecera, ejerció funciones de
capitalidad de los pueblos comunitarios. En la villa se celebraban las ferias, y
se centralizaban las funciones admibistrativas, explotándose con intensidad el
lino, siendo una etapa de bonanza económica debido al considerable aumento de
tránsito de ganado, personas y mercaderías que pasaban por el Puerto de
Villatoro, convitiéndose en un punto estratégico de recaudación de impuestos.
El territorio del mayorazgo se configuró en Villa y Tierra, con la finalidad de
que todos los vecinos que en su tierra morasen, participasen del
aprovechamiento de pastos y repartimiento de cargas e impuestos, de forma
comunal.
En los años que ocupó el obispado de Ávila, D. Sancho
Dávila, (1312
-1355) y estando al frente del Mayorazgo como Señor de
Villatoro, es cuando sitúan los biógrafos religiososo y algunos autores, la
aparición prodigiosa de una imagen de Nuestra Señora de las Angustias, en una
cueva escondida entre grandes rocas de un agreste cerro de su jurisdicción por
encima de Amavida, recibiendo el título del lugar donde fue encontrada,
venerada y rezada desde entonces por los lugareños de la villa y pueblos
limítrofes. Este mismo obispo es el que mandó construir en el extremo
occidental del caso urbano un castillo (palacio lo
denominan los villatoresanos) de
planta cuadrangular con un cubo en cada uno de los ángulos (quedaba antes de las obras de adaptación para casa rural uno de
ellos y restos de la cimentación de otro) cuyos buzones atestiguan su antigua importancia.
Los beneficiarios del señorío de Villatoro y
Navamorcuende se suceden en dos generaciones sin problemas hereditarios (A D. Blasco Ximénez le hereda su hijo D. Gil Gómez Dávila y a
este su primer descendiente D. Fernán Gómez) hasta D. Fernán Gómez, que tiene dos hijos con María
Blázquez su primera mujer, Gonzalo y Juana. Gonzalo murió en vida de su padre
quedando su hija Juana que según las claúsulas de heredamiento no podía ocupar
los señoríos. El viudo D. Fernán Gómez volvió a casarse con Dña. Isabel
González, prima hermana de Dña. María Blázquez, teniendo un varón, D. Juan
Dávila, quién con el paso de los años también falleció sin descendencia “… Fue señor de
Navamorcuende y Villatoro en sucesión paterna del recto vínculo de esta casa
por fin sin hijos de su hermano mayor. Floreció en los tiempos del Rey Don Juan
sirviendole en su casa Real de maestresala por los méritos y los de sus pasados
y en la guerra que hubo en ellos. Vivió en Ávila como sus pasados con mucha
mano y autoridad en su gobierno. Parece por algunas relaciones haberse casado
dos veces y que la primera mujer se llamó Doña Isabel gonzález y no tuvo sucesión y la segunda mediante
dispensación con su cuñada Doña. Inés de Mendoza y Bracamonten no teniendo
hijos, acabándose en él la línea masculina de los progenitores en esta casa” (A.R.H.A.
Colección Salazar y Castro, signat. C-2, tomo VIII, fol.59) asumiendo Dña. Juana Dávila, la sucesión
del señorío, de Villatoro, Navamorcuende, y Cardiel en contra de las claúsulas
hereditarias que había establecido su fundador el obispo.
Doña Juana Dávila apodada “La Colmilluda ”,
estaba casada desde 1428 con D. Pedro González Dávila de Valderrábano,
perteneciente a una de las familias con mas poder, siendo una de las doce
personas que pertenecían al Consejo Real de Juan II a quién prestó importantes
servicios. No parece extraño que al estar D. Pedro tan próximo al rey este
dictara carta real con fecha del 17 de marzo de 1449 apoyando la disposición para
ordenar el mayorazgo sin que se pudiese vender ni dividir. (A.H.N. Consejos, leg. 3386 Mayorazgo hecho en Ávila 5 de marzo de
1449). Con este favor real el
matrimonio modificó y amplió sobre sus bienes de Villatoro con sus respectivas
aldeas (Poveda, Amavida, Muñotello, Mengamuñoz,
Cepeda, Pradosegar),
Navamorcuende, y Cardiel añadiendo heredades en Naharros del Puerto,
Herrereros, Muñana, Villagarcia, y otras casas en la capital de Ávila. En este
nuevo mayorazgo se realizan modificaciones, como decimos, con relación a los
estatutos del creado en 1328, escritas y
firmadas en “quatro planas de papel de a
pliego” en la que se expone sobre el tema sucesorio, entre otras al ser “fijo legítimo e de légitimo matrimonio
nacido, que no sea clérigo de orden sacra, nin religioso, tal que non pueda
casar … E que el dicho Gonzalo, nuestro fijo, e el que despues del ouiere de
heredar nuestro mayorazgo, trayga nuestras armas juntas en un estado, que son
siete vandas y seys roeles.” Ocho días después, dictan las claúsulas del
señorío con la finalidad de dejárselo a su hijo mayor, D. Gonzalo Dávila,
creando una nueva línea sucesoria en la que pudiesen heredar las mujeres,
siempre que no fuesen monjas o religiosas, y cuando no hubiese varón. (Archivo del Instituto de Valencia de Don Juan sig. 46.5)
Hacía 1450, Doña Juana y D. Pedro, realizan unas
primeras obras en la fortificación de Villatoro, se engrandece el castillo,
reforzándo el muro y levántando otro para dividir en dos, el espacio del amplio
palacio original.
Al año siguiente, 22 de abril de 1451, nace en
Madrigal de las Altas Torres, en el convento de San Agustín, lugar que hoy
ocupa el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, la hija de D. Juan II de
Castilla y de Dña. Isabel de Portugal, quién ocuparía el trono de Castilla con
el nombre de Isabel I. Dos años después, en Tordesillas, nacería su hermano D. Alfonso.
Anteriormente, en enero de 1425, había nacido su medio hermano D. Enrique –El
Impotente- hijo de Dña. María de Aragón primera mujer con la que se había
casado su padre, quien ocuparía el trono de Castilla al día siguiente de
fallecer D. Juan II, con el nombre de Enrique IV de Castilla.
En 1464, la aljama de los judíos de Villatoro –equivalente al municipio entre los cristianos- contribuyó con 500 maravedíes en
concepto de “servicio” y “medio servicio” a la aportación del
total que el obispado de Ávila tenía que recaudar ese año, (José Belmomte Díaz – Judíos e Inquisición en Ávila.- Caja de
Ahorros de Ávila Pag. 78) cantidad
que aumentó a 1000 maravedies los años 1472 y 1474 para volver a 500 maravedies
en el año 1479. De lo que se deduce la existencia en Villatoro de veinte
vecinos judíos o cien almas.
Los últimos años del reinado de Enrique IV (rey castellano favorable a los judíos) estuvieron dominados por el problema sucesorio, con
enfrentamientos entre los partidarios de su hija Dña Juana -la Beltraneja- (se decía que su padre no era Enrique IV sino que era hija de D.
Beltrán de la Cueva )
apoyada por los linajes de
los Mendoza, Osorio, casa de Alba, casa de Villatoro, … y los que defendían
como heredero de la corona al príncipe D. Alfonso (ayudado
por miembros de la aristocracia). finalizando la revuelta al fallecer el príncipe D. Alfonso y llegando a
un pacto de concordia el 19 de septiembre de 1468 en la venta de los
Toros de Guisando (El Tiemblo). Su nombre se debe a un
capitán romano llamado Guisando que venció a los vettones en esa zona. Parece
ser que fué él quién descubrió estos “verracos”.
Toros de Guisando, junto a los cuatro verracos
vettones de piedra, para proclamar heredera a su hermana Isabel.
Al año siguiente, 1469, se desposa con 18 años Isabel
I de Castilla (hija de Juan II y de su segunda mujer Isabel
de Portugal) con su primo
segundo, el príncipe Fernando de Aragón. (Por el
hecho del parentesco necesitaban una bula papal de dispensa que consiguieron en
1472, tres años después de casados, del papa Sixto IV, a través de su enviado el
cardenal Rodrigo de Borja).
Enrique IV disgustado por el casamiento, rompe el pacto al que habían llegado
de la línea sucesoria y vuelve a retomar los derechos para su hija Juana con
los nobles que en el pasado le habían favorecido, aunque estos fueron
separándose de él y apoyando a Isabel y Fernando a medida que iban viendo más
segura la opción monarquica de ellos. Enrique IV fallece el 11 de deciembre de 1474
e inmediatamente Isabel, se proclama reina de Castilla en Segovia en contra de D.
Alfonso V de Portugal, tio de Dña Juana, que envía su ejercito hacia Plasencia
donde ejercia como obispo D. Rodrigo Dávila, (murío
en 1496) hermano de D.Gonzalo
y tío de D. Fernán Gómez Dávila (hijo de D. Gonzalo –
Señor de Villatoro) como se
deduce del siguiente texto “ … No se sabe
cosa notable que hizo en el obispado, mas que en el testamento que otorgó en 27
de enero de 1496 mandó 400.000 mil maravedís para cuatro capas blancas y que se
comprasen 6.000 mrs en yerba, los tres para el cabildo y otros tres para los
compañeros, para que le hiciesen dos aniversarios. Fernán Gómez Dávila, su
sobrino y heredero, señor de Villatoro se opuso diciendo no había bienes para
ello, y aunque fue condenado y traida ejecutoria de Valladolid, que la iglesia
tiene, no parece haberse cumplido.” (Fray Alonso
Fernández: Op. Cit. Capítulo X).
En las cortes de Madrigal de 1476, se emite una
disposición de exigir a los judíos el uso de unos circulos rojos externos y
visibles, para poderlos diferenciar de los cristianos. En esta época la
comunidad hebrea, debido a las presiones católicas se va debilitando,
realizándose numerosas conversiones de judíos y moros a la fé católica. En el
listado de moros de Ávila –siglos XIV y XV- nos encontramos este año de 1476 con “Yucafe Cubero, hijo de Mahomad de
Villatoro, vehedor de la aljama” esto es, una de las siete personas que
elegía la asamblea local “para que hayan
de ver e hordenar facienda de la aljama” y de “Mahomad de Villatoro, su hijo, y con Hasis de Villatoro y Abseite de
Villatoro” (Serafín
de Tapia Sánchez – La comunidad morisca de Ávila- Excma. Diputación de Ávila.
Pag. 424).
En este mismo año, D. Gonzalo Dávila (Compartian el Señorío Pedro González Dávila con su hijo D.
Gonzalo Dávila, 2º con el mismo nombre, había habido anteriormente un Gónzalo
Dávila hermano de Dña Juana fallecido en 1437 y que ocupó el señorío de Villatoro.
No teniendo sucesión dejó la posesión a su hermanastro Juan de Ávila a quien
antes hemos mencionado, que tampoco tuvo hijos, por lo que Juana Dávila se
adueñó de los derechos. Decimos esto porque encontramos un documento fechado en
1484, donde aparece D. Pedro como señor único de Villatoro que dice así “
Emplazamiento a petición del Consejo de la Mesta , contra Pedro González, señor de Villatoro,
por cobrar impuestos indebidos a los ganados que posan por su villa de
Navalmoral” (A.R.A.H. Registro General del Sello Op. Cit. Nº 3720, fol. 21) fue nombrado el 25 de noviembre, en
Toro, corregidor de la ciudad de Chinchilla, y de las villas de Almansa, Ves,
Villena y Sax, (Archivo General Región de Murcia AGS,RGS,XI-1476. Fol. 725). D. Gonzalo perteneció al Consejo Real de
Enrique IV, y posteriormente fue coronel del ejercito en Flandes, -D. Gonzalo Dávila, Señor de Villatoro, encargó un óleo sobre
tabla a Petrus Cristus para la ermita del Risco, actualmente en el Museo del
Prado de Madrid. Nº de Cátalogo P01921)- regidor de la ciudad de Ávila, maestresala y del
Consejo de los Reyes Católicos.
En 1479, el 6 de noviembre, nace en Toledo la infanta Dña.
Juana, tercera hija de Dña. Isabel I de Castilla y de su maridoD. Fernando II
de Aragón quién sería reina después de morir su madre, si bien no ejerció ningún
poder efectivo por incapacidad mental.
El 25 de abril de 1483, determina D. Gonzalo Dávila con
su firma, que se funde en una escritura de confederación entra caballeros “Conoscida cosa sea a todos los que la
presente escritura vieren como yo Gonzalo Dávila, señor de Villatoro,
Navamorcuende y el Bodon, del consejo del Rey y Reyna, nuestros señores, por mi
y en nombre del muy reverendo Señor Don Rodrigo de Ávila, obispo de Plasencia,
mi señor hermano y de todos mis tíos, hermanos y parientes…” (A.R.A.H. Colección Salazar y Castro, signt. M31, fols 188-189 vº).
Se casó con Dña. Leonor de Quiñones, hermana del
primer Conde de Luna, viviendo el matrimonio en Ávila en un palacio gótico, junto
a la catedral (En la fachada está esculpido un doncel
que sostiene un blasón en cada mano. En el de la derecha sujeta el escudo de
los seis roeles perteneciente a la casa de Villatoro) El hijo mayor del matrimonio, D. Fernán
Gómez Dávila, heredó el Señorío de Villatoro, Navamorcuende y el Bodon, en una
época complicada para los feudales, por un lado la incipiente política del
poder real y por otro el decaimientos de la nobleza. En uno de los primeros
documentos que le citan del año 1491 vemos el “…emplazamiento a Fernán Gómez Dávila, señor de Villatoro y
Navamorcuende, en el pleito que trató con el lugar de Cebreros, sobre un
portazgo.” (A.R.A.H. Registro General del Sello,
Biblioteca de los Reyes Católicos, tomo VIII, nº 2375, fol. 61)
El mismo año hace mención otro documento en el que se expone “ … emplazamiento al lugar de Cebreros, en
el pleito que trata con Fernán Gómez de Ávila cuyas son las villas de
Villatoro, y Navamorcuende, sobre un portazgo” (A.R.A.H.
Registro General del Sello, Biblioteca de los Reyes Católicos, tomo VIII, nº
2578, fol. 65)
En la Guerra Nazarí de Granada (conjunto
de conflictos con los moros que tuvieron lugar entre 1481 y 1492) se necesitaba más dinero para las
operaciones militares, por lo que se recurrió una vez más a la recaudación de
impuestos a los vasallos que venían soportando desde la fundación del señorío
el pago de los tributos “que aquellos que
poblasensean vuestros vasallos quietamente y que os hagan pecho y facendera y
las otras cosas que vasallos deben hacer a señor …” (B.N. ms 13124, fol. 16.) De nuevo la aljama de Villatoro tuvo que aportar 1000
maravedies en 1482 e ir subiendo hasta los 11.200 en 1491, acabando con las Capitulaciones
de Granada del rey Boabdil, quien había oscilado entre la alianza, el doble
juego, la contemporización y el enfrentamiento abierto con ambos bandos y que
tuvo como consecuencias la integración en la Corona de Castilla del último reino musulmán de la Península Ibérica ,
finalizando el proceso histórico de la Reconquista que los reinos cristianos habían
comenzado en el siglo VIII, no obstante el empobrecimiento de los campesinos
sigue en aumento, siendo los grandes beneficiarios los nobles y eclesiásticos,
consolidándose en estos años como clase dominante en perjuicio de los
agricultores por lo que Isabel y Fernando tuvieron que flexibizar y consentir
el derecho de estos últimos para que pudiesen cambiar de señor, lo que en
teoría venía a ser mas independencia a las clases rurales.
Acabada la contienda, a últimos de marzo de 1492, la
política religiosa se sintetiza con un decreto de expulsión de los judíos, por
lo que en Villatoro, como en otros lugares, comienzan a marcharse los hebreos.
El 20 de octubre de 1496 se celebran los desposorios de Doña Juana con Don
Felipe el Hermoso, casi coincidiendo con el agradecimiento del gesto del
destierro judío, que el papa Alejandro VI concede el 19 de diciembre de 1496,
con la bula “Si convenit”, a favor de Isabel y
Fernando, y que desde este otorgamiento pasan a ser
conocidos como los Reyes Católicos. Los vecinos que se quedan en pueblos y
villas, tienen que pagar los impuestos establecidos sobre utilización de
hornos, molinos harineros, tiendas, etc.. complementandose con los impuestos
eclesiasticos que venían a suponer la décima parte de la producción agrícola y
ganadera, de lo que la primera parte corresponde al párroco, una segunda al
cabildo y del tercero se divídia las dos terceras partes para la corona y el
resto para las obras de la iglesia, no obstante se inicia un nuevo gravamen
sobre las fincas, que se fija en la fecha de San Martín popularizandose como “martiniega”. Cuatro años más tarde las
subidas de los tributos siguen aumentando por lo que el consejo de alcaldes
regidores y hombres buenos de la villa expone una queja a Fernan Gómez Dávila,
Señor de Villatoro, por los gravamen que pagan, como se desprende del escrito
siguiente “En la villa de Villatoro, dos
días del mes de agosto, año del Señor de mill e quatrosientos e noventa y
siete; estando Pero Martínez e Juan Muñoz del Ryo, alcaldes, e Juan de Espinosa
e Pero Ximénez, regidores, e otros buenos ombres desta dicha villa e su tierra, fisieron
relasion sobre la tasa e repartimiento que se tasava en la dicha villa e tierra
diziendo que resibian las dichas partes mucho agravio en las dichas tasas, e su
merced viendo el agravio mando lo signar”
Entre otras leyes de obligado cumplimiento, D. Fernán Gómez Dávila,
Señor de Villatoro señala a los excusados (se debe
referir a los frailes del Risco, termino de Amavida, uno de los siete de los
que se compone el estado de Villatoro que comienzan a hacerse con un número
importante de cabezas de ganado y tener privilegios semejantes a la nobleza) que deben estar exentos de impuestos
siempre que tengan como máximo, seiscientas ovejas o cabras, cincuenta cabezas
de vaca y media docena de yeguas, pagando por la que excediesen de ese numero,
un real por vaca y cincuenta maravediés por cada oveja o cabra. (Ricardo Blasco–Documentos para la historia del derecho español.
Pag. 424 y 426).
No debieron quedar muy contentos los vecinos de
Villatoro con las soluciones, pues volvieron a exponer sus quejas a través del
Concejo de Alcaldes y Regidores con una misiva enviada el 18 de agosto de 1500,
por Martín Vázquez, Martín Fernández Tostado y Juan de Espinosa recordando “… como los vecinos pecheros desta su villa
e tierra recebimos mucha fatiga e agravio …” que desde la expulsión de los judíos los
impuestos habían subido y eran menos para pagar. Existen más documentos de
queja de vecinos valientes en defensa de sus derechos, en los que se denuncia “…los agravios que Hernán Gómez Dávila e
doña Brianda su muger e su alcayde y su mayordomo hacen cada día a los vecinos
de la dicha villa y también como tienen presos muchas personas e otros
súbditos…” (Archivo General de Simancas (A.G.S.,
Memoriales de la Cámara
de Castilla, C.C. 106-114). Otro
escrito de acusación de poder es enviado a los Reyes diciendo “… que el dicho concejo e vecinos e moradores del han recibido e reciben de
cada día muchos agravios e sin razones de Fernán Gómez de Ávila quya es la
villa e de doña Brianda de la
Cueva su muger e de sus nmayordomos…” (A.M.N. Real Carta
Ejecutoria. Op.Cit.).
Aún se complicaría más la situación al ordenar a
través de una Real Célula el 12 de febrero de 1502 que los moriscos tendrían
que irse si no se bautizaban, con lo que acaba la prohibición de que los moros
no podían usar nombres cristianos, y aumenta la conversión a la fé cristiana.
En el listado número 2 de moros de Ávila, siglos XIV y XV, que citábamos
anteriormente refiriéndose a los moriscos convertidos en el año 1503, vemos que
figura los nombres de Pedro Villatoro el viejo, y sus hijos Tristan de
Villatoro y Luis de Villatoro, continuando aún asi, el despoblamiento de la
villa. (entre ellos Juan de Villatoro, morisco
converso y su mujer Mencia Sánchez de Aguilar, cristiana vieja, padres del
conquistador extremeño Juan de Villatoro, mandado matar por Lope de Aguirre)
En agosto de 1503 fallece en Roma, Rodrigo de
Borja, quién había llegado a ser papa con el nombre de Alejandro VI. Este papa
de origen valenciano, igual que su tío Alfonso de Borja que también ocupó el
trono de San Pedro con el nombre de Calisto III, se había involucrado en
situaciones políticas, e intrigas traicioneras entre los poderes internacionales, consolidando
dentro de la nobleza y a través de alianzas políticas y conspiraciones su
poder, tarea que emprendió el papa Alejandro, junto con sus hijos (al menos con una de sus amantes, Julia Farnesio, tuvo
otros dos más) reconocidos, Juan, (casado
con María Henriquez de Luna, prima de Fernando el Católico) César, Lucrecia
y Godofredo, los cuales sirvieron como instrumentos de sus maquinaciones.
Las hostilidades entre la nobleza comienzan a
aparecer y es en esta época cuando D. Fernán Gómez Dávila, Señor de Villatoro,
decide rehacer y modificar con importantes cambios el castillo que defiende el
paso al Valle de Corneja, aprovechando los materiales que no son necesarios en
la nueva obra del palacio, para trasladarlos a la lonja de la iglesia
parroquial, con la idea, de realizar en ellas también una ampliación y reforma.
En este mismo año, a comienzos del mes de Octubre de 1503, y un año antes de
morir la Reina Isabel ,
se establece y aprueba con su firma, las segundas Ordenanzas de Villatoro,
normas que son un pilar básico para la reconstrucción de los fueros abulenses y
castellanos del renacimiento.
Con el fallecimiento de Isabel, en 1504, la
nobleza castellana intenta hacerse con mas autoridad y poder, a la vez que la
economía se debilitaba debido a la expulsión de la comunidad judía en distintos
pueblos abulenses, a las malas cosechas y a las epidemias, dando origen al
malestar burgúes que se saldaria años mas tarde con la revuelta comunera. En
este mismo año, Francisco de la
Parra , reformista de la congregación agustina, quienes los
Reyes Católicos
apoyaron para efectuar y extender su espíritu,
funda y construye una pequeña ermita (D. Fernán Gómez Dávila, Señor de Villatoro,encargó un
óleo sobre tabla a Orley Bernard Van discipulo de Petrus Cristus para la ermita
del Risco, actualmente en el Museo del Prado de Madrid. Nº de Cátalogo P01934)
bajo la advocación de la Virgen
de las Angustias, en el agreste cerro por encima de Amavida, donde fue
encontrada la virgen del Risco, dentro del estado de Villatoro.
VÍNCULOS
FAMILIARES DE SANTA TERESA DE JESÚS EN VILLATORO
E
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n los últimos meses de 1504 tuvo lugar el enlace de D.
Diego de la Nava ,
alcalde de Villatoro, con Dña. Inés de Henao, hermana de Dña. Catalina del Peso
y Henao, hijas de Pedro del Peso en su segundo matrimonio. (Las primeras nupcias de Pedro del Peso fueron con Francisca de
Vera, de cuyo matrimonio nacieron Pedro del Peso –el mozo- y Juana de Vera.) Dña. Catalina, se casaría al año
siguiente con Don Alonso Sánchez de Cepeda, padre de quíén sería Santa Teresa
de Jesús.
De este segundo matrimonio de Pedro del Peso, nacieron
dos hijos: Juan y Pedro, y tres hijas, María y las citadas Catalina, e Inés de
Henao (esta última, con el mismo nombre que su madre,
es la que se casó, como hemos dicho, con el que ocupó la Alcaldía de Villatoro,
don Diego de la Nava ) (Ferreol, Pag.
15 y 16)
De la unión de D. Diego y Dña. Inés, fueron testigos
de la escritura de dote otorgada el 14 de noviembre de 1504, D. Pedro del Peso
–el mozo- (medio hermano de la novia) y el bachiller Fernando de Santa
Catalina, donde se expresa su nombre y parentesco “hijo de Juan Sánchez de Toledo y hermano del novio”. (Nueva genealogía de Santa Teresa. Pag. 373)
Un año después, en 1505, D. Alonso Sánchez de Cepeda hidalgo
acomodado, pide a Dña. Catalina del Peso matrimonio, regalándola joyas,
vestidos, ropa blanca, guantes, zapatos … (entre los muchos
regalos figura un collar de oro valorado en trenta mil maravedis. A título de
comparación a comienzos del reinado de Carlos I, el corregidor mejor pagado –el
de Toledo- ganaba 300.000 maravedis al año, profesores universitarios
renombrados –Nebrija,
Hernán Nuñez…-
40.000 al año, mientras que una lavandera ganaba 50 maravedis al día, un
barbero 16, y un cocinero 7. Los zapatos que llevaba Alonso Sánchez de Cepeda
el día de la boda de su hermano le habían costado 119 maravedíes (Teresa de
Ávila y la España
de su tiempo. Joseph Pérez Pag. 28) y muchos otros obsequios. En noviembre de ese año el matrimonio
compra por ochenta mil maravedis la antigua casa de la moneda, muy cerca de la
iglesia de Santa Escolástica y enfrente de la iglesia de Santo Domingo. (en este lugar se construyó en 1636, el convento Santa Teresa,
porque se pensaba que la reformadora del carmelo había nacido allí. (Teresa de
Ávila y la España
de su tiempo. Joseph Pérez Pag. 28)
D. Alonso Sánchez de Toledo, había nacido en Ávila en
1471- Otros historiadores situan el nacimiento en
Toledo en 1480. Cristiano, hijo del converso reconciliado Juan Sánchez de
Toledo e Inés de Cepeda, cristiana. (Ver
Nueva Genealogia de Santa Teresa –Artículo-Reseña Pag. 371) y, una vez adulto, no queriendo llevar el segundo apellido “Toledo”, renunció a él, por considerar
que era mal visto por los católicos. Lo cambió por el de “Cepeda”, el de su
madre, por lo que pasó a llamarse Alonso Sánchez de Cepeda. (No todos los nobles renunciaron a sus apellidos judaicos así
García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, primer duque de Alba, nacido un
año antes, en 1472, no solo los mantuvo, sino que se casó con María Enriquez de
Quiñones y Toledo)
Dña. Catalina del Peso y Henao falleció en Buida (-Guadalajara-)
el 8 de Septiembre de 1507,
a consecuencia de la peste, al poco tiempo de tener a su
hijo, dejando dos vástagos fruto de su matrimonio: María Sánchez de Cepeda y
del Peso (1506), y Juan Vázquez de Cepeda (1507) niños a los que tuvieron que cuidar y
atender sus tíos, el alcalde de Villatoro, D. Diego de la Nava y su mujer Dña. Inés de Henao. (Juan de Cepeda, según informó años después su tío D. Diego de la Nava ,
falleció en 1525, de un arcabuzazo siendo capitán de Infantería en la guerra de
Italia, estando cojo de una pierna. (Ver P. Ferreol pp
15-16 y Nueva genealogía de Santa Teresa. Pag. 373) . Tras su fallecimiento se realizó el
inventario de sus pertenencias, encontrándose entre ellas algunos libros: Retablo de la vida de Cristo, de Juan
Padilla; Las poesías religiosas de
Fernán Pérez de Guzmán; un tratado sobre la misa y un libro sin identificar: Los siete pecados.
Transcurridos dos años desde la muerte de Dña.
Catalina del Peso y previa licencia de impedimento del Comisario General de
Cruzada, el 17 de Octubre de 1509, en carta al canónigo de la Catedral y después de
haber dotado, siguiendo la costumbre castellana como viudo de 1000 florines de
oro, -según documento fechado en Ávila el 14 de
Noviembre de 1509 ante el escribano Luis Camporrio- se efectuó un nuevo matrimonio, el 14 de mayo de
1509, en Gotarrendura, -donde radicaban los bienes
dotales de la casamentera-
de D. Alonso Sánchez de Cepeda con la jóven, cristiana vieja de 14 años, Dña.
Beatriz Dávila y Ahumada, una rica heredera de la que se dijo “iba muy ricamente vestida en seda e oro”,
(Ver Alonso
Vinegrilla Martín de Guzmán y el palomar de Gotarrendura.- Pag.583), hija de Juan Mateo Dávila y Ahumada (de Ávila) y
Teresa de las Cuevas y Oviedo (Olmedo 01-01-1465,
hija de Juan Dávila Cordovilla),
padres que poseían numerosas fincas, especialmente en ese pueblo, fincas que
Alonso Sánchez completa comprando entre otros bienes, un palomar, mas de dos
mil cabezas de ganado (borregos, ovejas, corderos, …), agranda la casa comprada
en 1505 adquiriendo otra vivienda vecina, dotada de jardines y con un pozo
privado. Tiene muebles magníficos y numerosos criados –al menos una decena, sin
contar los obreros agrícolas- pero no tiene esclavos:siempre se negó a
tenerlos. (Teresa de Ávila y la España de su tiempo. Joseph
Pérez ,Pag. 28)
Dña. Beatriz Dávila parienta de su primera mujer, Dña
Catalina, y vinculada por el apellido Dávila, con Don Francisco Dávila (1488) de la
encumbrada casa de Villatoro, Señor de Salobralejo y marido de doña Guimar de
Ulloa, que sería con los años, muy amiga de Santa Teresa, (D. Francisco Dávila, era hijo de D. Pedro González Dávila y Dña.
Juana Davila, hermano de D. Rodrigo Dávila, Obispo de Plasencia y de D. Gonzalo
Dávila, padre de Fernán Gómez Dávila, quién ocupaba el Señorío de Villatoro en
estos años, fundó el Mayorazgo de los Dávila el 23 de agosto de 1520 en Santo
Domingo -República Dominicana- a la que había llegado en 1509, consiguiendo una
gran fortuna debido al trato esclavista que daba a los indios y a su dedicación
como prestamista. La renta anual de D. Francisco ascendía en estos años, a un
millón de maravedies, casado, como decimos con Dña. Guimar de Ulloa, (1507)
hija de D. Pedro de Ulloa, regidor de Toro y de doña Aldonza de Guzmán, avilesa.
Doña Guimar, amiga entrañable de Teresa de Cepeda, ayudó muy eficazmente para
que esta última pudiese crear las fundaciones. (Homero Serís Pag. 372. y
Wikipedia, la enciclopedia libre).
Su sobrino D. Fernán Gómez Dávila, Señor de Villatoro,
al que sus vasallos no le tenían muy buen concepto “hombre muy rezio y apasionado” (A.M.N.
Real Carta Ejecutoria. Op. O. Cit. Fol. 64 vº) se casó con Dña. Brianda de la Cueva y Luna, (hija de D. Beltrán de la
Cueva , -Colmenar de Arenas, pasó a llamarse Mombeltran en su
honor- primer duque de Alburquerque) y falleció sin descendencia el viernes 7 de Noviembre de 1511 en
el combate de la Plaza de Venlo y Gueltires de Flandes. Su cuerpo
fue llevado al Monasterio de San Francisco de Amberes desde donde
posteriormente se trasladó a Ávila en 1516. De esta forma heredó el Mayorazgo
su hermano D. Diego Hernández Dávila, llamado tambien de Quiñones, quien era en
esos años Regidor de Ávila, ciudad castellana de unos 8.500 habitantes, que sin
ser de las mas habitadas, si tenía un poder notable dentro de la nobleza. Mas
tarde ocuparía el cargo de camarero de Carlos I, con quién se posicionó en
contra de la revuelta comunera que se había iniciado el 31 de octubre de 1520.
Los rebeldes, capitaneados por Padilla, fueron derrotados en Villalar el 23 de
abril de 1521, y sus principales jefes ajusticiados. Al año siguiente, el 1 de
octubre de 1522, Carlos I, firmó el perdón a los comuneros que no habían sido
ejecutados.
Este
retrato de Teresa de Jesús, se considera el único retrato en vida de la Santa. Fray Juan de la Miseria , lo pintó en 1576.
Convento de religiosas carmelitas descalzas de San José del Carmen – Sevilla.
La unión de D. Alonso Sánchez de Cepeda y Dña. Beatriz
Dávila, duró hasta 1528, cuando falleció la mujer con treinta y tres años
dejando nueve hijos: Rodrigo (28/03/1511); Hernando (1512); Teresa (“en miercoles
veinte e ocho del mes de marzo de quinientos e quince años nasció Teresa, mi
fija, a las cinco horas de la mañana, media hora mas o menos, que fue el dicho
miércoles casi amaneciendo. Fueron su compadre, Vela Nuñez y la madrina Doña María del Águila, fija de
Francisco Pajares” - Diario de D. Aloso Sánchez .- Noticias de Casrtellanos de la Cañada.. Fue bautizada
el 4 de abril. Otro escrito en el Diario de D. Alonso Sánchez dice “ Hoy 28 de
marzo de 1515, nació Teresa mi hija, a las cinco de la mañana. Su mamacita
Beatriz está cumpliendo en este día sus veinte años. Gobierna el país el rey
Fernando el Católico. Regente es el Cardenal Cisneros. Es el segundo año del
Pontificado del Papa León X”); Lorenzo (1519, hijos: Francisco, Lorenzo y Teresa); Antonio (1520); Pedro (1521); Jerónimo (1522); Agustín (1527); y Juana (1528,
hijos: Gonzalo, José y Beatriz).
Del testamento de doña Beatriz Dávila y Ahumada, consta que el documento
oficial procede de copia autentica, sacada por parte de Martín de Guzmán
Barrientos, de Villatoro. En su testamento establece herederos a sus nueve
hijos y dispone del quinto de sus bienes, 100 ducados, para María de Cepeda y
del Peso prometida al hacendado de Villatoro, D. Martín e hija de su marido con
su primera mujer, Dña. Catalina del Peso y Henao.
La tercera hija de D. Alonso en este segundo
matrimonio, Teresa Sanchez y Dávila -las hijas
acostumbraban más a tomar el apellido de la madre más que el del padre, aunque
Teresa deshecho los primeros apellidos de padre y madre –Sánchez y Dávila- para
quedarse con los segundos de ellos. El nombre de Teresa se lo impusieron en
recuerdo de su abuela materna y la abuela de su padre, Teresa Sánchez,
quedandose por tanto, con el nombre de Teresa de Cepeda y Ahumada.- ó Teresa de Cepeda y Ahumada como se la
conoció posteriormente, tenía 13 años en la fecha del deceso de su madre, y su
hermana María, ventiuno. Esta última también había quedado huerfana de madre
sin apenas conocerla, al haber acontecido el óbito de Dña. Catalina un año y
algo después de nacer ella, por lo que entendió Dña. María Sánchez de Cepeda, que al ser la
mayor de su progenitor y siendo todos los hermanastros muy pequeños (Juana, recién nacida) debería ser el apoyo de la casa y de su familia, ocupando el vacío que
había dejado Dña. Beatiz, sin que por ello tuviese que abandonar los amores que
iniciaba con D. Martín de Guzmán Barrientos, hijo de D. Francisco de Guzmán y
de Dña. Isabel Barrientos, acaudalados señores de Villatoro.
Poseyendo D. Diego Hernández Dávila, y su mujer Dña. María
Enriquez de Guzmán, el Señorío de Villatoro, los frailes ermitaños del Risco
solicitan en 1525 al Obispo de Ávila Francisco Ruíz, licencia mendicante para
pedir limosna en todo el obispado, permiso que concede para que “ Francisco de la Parra , y el padre Valverde,
su compañero, pudieran vivir en la hermita de Ntra. Señora del Risco, prediquen
en ella y en todo el obispado, exhortandoa todos que traten bieny
caritativamente a los religiosos” (A.H.N. Clero –
Leg. 615) (Esta licencia vuelve a
concederla el obispo abulense J. Bernardo de Fresneda y el provisor de la misma
Antonio Hernández el 15 de Noviembre de 1564 siendo prior del convento en esa
fecha, Fray Alonso de Priego).(“El Papel de Villatoro Nº 1 Pag. 14 y 33.). Francisco
de la Parra tiempo
después, fué confesor de Santa Teresa. Este agustino fue desterrado a Yucatán)
Los agustinos comenzaron a empedrar el camino que unía
el santuario con Vadillo de la
Sierra , -conocido hoy como “Calzada Vieja”- y a tener necesidad
de nuevos pastos para la abundante cabaña ganadera que comenzaban a poseer, y
participar de esta forma en la industria de la lana. Iniciaban la trashumancia
de invernada a finales de octubre, dirigiéndose unas veces hacia Valdecasa, continuando
hasta Balbarda para tomar la ruta de La Torre , Narros y Mengamuñoz, con dirección al
puerto de Menga, Mombeltran donde tenían casa, y Ramacastañas. Otras veces
elegían el camino hacia Villatoro llegando al Puente
Palacio, siguiendo por la Cerrada de la Encina hasta llegar al sitio
denominado cercado Nuevo, continuando a Cerrada Bajera, arribando al Prado de
los Toros, para llegar a Puente Hondo, y discurrir por la Dehesa de Poveda para salir
hacía Pradosegar y Mengamuñoz, prosiguiendo la ruta descrita anteriormente
hasta Ramacastañas.
Por estas fechas debió ser cuando Alonso Sánchez de
Cepeda aprueba la relación de compromiso matrimonial que lleva su hija mayor,
María Sánchez de Cepeda y del Peso, (propietaria por
razón de dote en la Nava
de Arevalillo, junto a Castellanos de la Cañada. ) con el hacendado de Villatoro, donde vive su cuñada
Dña. Inés de Henao, (hermana de Catalina, su primera
mujer) por lo que se inician
los preparativos de acuerdo con las leyes de desposorios y bodas de las
Ordenanzas del Señorío de 1503 que había dictado D. Hernan Gómez Dávila (Ver El Papel de Villatoro Nº 17 Pag. 40-42) para la ceremonia que se celebraría en
1531.
Bien es cierto que, en 1531, Alonso Sánchez todavía
tenía recursos para dotar convenientemente a su hija Dña. María cuando esta se
casa con D. Martín de Guzmán y Barrientos: doscientos mil maravedís, pero tuvo
que pedir prestado e hipotecar unas tierras. (Joseph Pérez Pag.29 y Autografo
Epistolar de Santa Teresa – El más antiguo que se conoce – Ávila 12 de Agosto
1546). La solemne unión se establece en Iglesia de San
Miguel Arcángel de Villatoro, templo que recientemente había sido ampliado y
restaurado, y lugar donde D. Martín de Guzmán Barrientos tenía su hacienda. Las
obras de la iglesia, una de las mejores de la provincia, habían sido dirigidas
por Juan Campero, maestro en cantería, (las tuvo que compatibilizar con otras que dirigía en Olmedo y Segovia.
Posteriormente, junto con su hijo, trabajaron en diferentes iglesias de
Castilla) y financiadas económicamente por familiares de la
desposada, primero por Fernán Gómez Dávila y posteriormente por su hermano D.
Diego Hernández Dávila, junto su mujer Dña. María Enriquez de Guzmán,
El
maestro en cantería Juan Campero, compatibilizó los trabajos de la iglesia de
Villatoro, con otras obras que dirigía en Olmedo y Segovia.
señores de Villatoro, aportando también su ayuda D.
Francisco Dávila (tío de D. Fernán) quién había marchado a las indias, todos
ellos dejaron constancia de su colaboración en la construcción, mandando
esculpir el escudo familiar en distintos lugares de la iglesia.
“Des-tas cuadrillas, pues,
señaladas ya con el apellido Dávila se han derivado muchas i nobilisimas casas
de España… de la Santa D.
Juan Blázquez Dávila de Cordovilla, padre del marido de Dña Teresa de las
Cuevas” “ Destas fue sin duda la del bisabuelo (materno) de la Santa , Juan Blázquez Dávila
de Cordovilla. Por este origen y apellido Dávila, derechamente le competen a la Santa los seis roeles que se
hallan en el escudo de sus armas”. (Ver La Santa de la Raza. Padre Gabriel de Jesús.
Pag. 291 y 292)
Con estos acontecimientos, Teresa de Cepeda, tuvo que
hacerse adulta muy pronto, acumulándose, en ella, el desamparo y el miedo a la
soledad, el temor al infierno y a la Inquisición en la que la habían educado, debido a
la sombra que se proyectaba sobre ella, al ser su padre un judío converso al
cristianismo, aunque el origen de su madre fuese de la alta sociedad cristiana:
Los Dávila de seis roeles.
Comienza una cierta desmoralización, sintiéndose muy
sola, que la consuela un tiempo con el
inicio del coqueteo con uno de sus primos hermanos de la familia Mejias,
no obstante a su padre esa relación no le parece la adecuada, por lo que no
aprueba ese vínculo sentimental y decide ingresarla con diecisite años (1532) en el
Convento Agustino de Nuestra Señora de Gracia en Ávila, donde se educaban en
régimen de internado las jóvenes nobles y acomodadas de la provincia y donde
conoció a Sor María de Briceño. Año y poco debió estar con las Agustinas, las
preocupaciones la seguian atormentando y con estas inquietudes cayó enferma,
teniendo que regresar a la casa familiar aunque se recuperó rápidamente. Su
progenitor consideró que como mejor se encontraría para un eficaz
restablecimiento, sería en el campo, donde la envío en 1535 junto con su
hermana María y su cuñado Martín, que se habían trasladado a la dehesa de
Castellanos de la Cañada ,
alquería propiedad de Dña. María por razón de dote, y en la que se contaban diez
vecinos. Al parecer en esta aldea tuvo contacto con un clérigo que no respetando
los votos de castidad, se había unido con una mujer sin el vínculo matrimonial,
logrando Teresa de Ávila su conversión. Con la marcha de Rodrigo, el
hermano-amigo en septiembre de 1535 con ventiun años, a las Provincias del río
de la Plata ,
donde murió dos años más tarde (otros investigadores
situan su muerte en 1543 en Paraguay También se fueron de Ávila, Hernando,
Lorenzo, Agustín, Antonio, Pedro y Jerónimo, emigrando todos ellos al nuevo
mundo donde se establecieron, dejando descendencia mayoritariamente en Chile,
Ecuador y Perú) y el que una de sus
mejores amigas, Sor Juana Suarez, había ingresado en la Encarnación volvió el
desasosiego por lo que consideró que estaba restablecida y debía abandonar la
dehesa, comunicándo a su hermana y a su marido el deseo de volver a casa de su
padre en la primavera de 1536.
A su regresó a Ávila no tardó decidir su ingreso en el
convento situado extramuros, al norte de la ciudad, donde profesaba su amiga
religiosa Sor Juana Suárez, Su decisión parece definitiva, por lo que su padre
terminó por resignarse y comprometerse a últimos de octubre, de 1536, con la
órden del Carmelo, para abonar la dote anual que sirviera para el sustento de
su hija: doce fanegas y media de trigo, y doce fanegas y media de cebada, ó en
su caso si no entregaba los cereales, doscientos ducados. También se
comprometia en ese acuerdo, a aportar la ropa de cama necesaria: una colcha,
una manta, seis sábanas de lino, seis fundas de almohada, dos colchones, una
alfombrilla, y dos cojines, aparte de lo necesario para confeccionar dos
hábitos de paño, tres faldas, dos capas, una pelliza, tocas, camisas, zapatos,
libros necesarios para su función religiosa, y cirios, además asumiría la
costumbre del convento: el día de la toma, una cofia y un almuerzo para cada monja. (Teresa
de Ávila y la España
de su tiempo. Joseph Pérez. Pag. 45).
Tres días después, el dos de noviembre, Teresa de
Cepeda toma el habito de novicia compartiendo su vida con el resto de
compañeras bajo la dirección de la monja que instruye las reglas del Carmelo tomando
el hábito de carmelita al año siguiente. En esta fecha, su salud seguía siendo precaria,
complicándose con el paso del tiempo para terminar siendo una enfermedad grave.
En este mismo año de 1536 se tiene constancia, a partir de una
copia literal de las Ordenanzas y Capitulaciones que contiene el libro de la fundación de la Cofradía de la
Vera Cruz de Villafranca de la Sierra , de la ermita donde
se honraba a San Martín, en la dehesa de la Serrota. Vecinos
de los pueblos cercanos –Villatoro, Villafranca,
Bonilla, Navacepedilla, Villanueva, Vadillo, Amavida, Pradosegar, Muñtello,
Cepeda, San Martin … -
subían en romería con sus carros y se reunían varios días, para celebrar la
fiesta entre comidas, bailes y hogueras que no terminaban hasta bien entrada la
madrugada. Tan frías eran las noches de noviembre en Serrota (San Martín, se conmemora el 11 de noviembre) que amenudo se trasnochaba bailando
dentro de la iglesia, lo que dio lugar al escrito siguiente “porque informado su merced de que en las
noches de los referidos días, en que a dicha ermita concurren para celebrar la
fiesta, algún número de personas de ambos sexos, y persuadidos de que es culto
al glorioso santo aquello con lo que tanto se le ofende, como formar bailes
dentro de la ermita … mandamos que dentro de la dicha ermita, no se celebren
bailes, juegos de naipe, ni otros divertimentos”. (La
Serrota-Wikipedia ).
Volviendo a los señores de Villatoro. D. Diego Dávila,
y su mujer María Enriquez de Guzmán, tuvieron tres hijos varones: Jerónimo,
Enrique y Bernardino. D. Diego falleció en 1538, sucediéndole como cabeza del
señorío, el primero de ellos. Desde ese año, D. Jerónimo junto con su madre
Dña. María Enriquez, viuda de D. Diego, debieron de pasar las pascuas de
Navidad en Villatoro, donde recibían el impuesto de sus vasallos como se deduce
del escrito siguiente “ …el dicho don
Gerónimo de Ávila de algunos años a aquella parte y antes del de su padre a los
dichos sus partes llevaban por presente venticinco pares de conejos y
venticinco pares de perdices e una carga de vino tinto no se lo debiendo ni
habiendo causa ni razón alguna que justa fuera para lo poder llevar ni cobrar y
se lo hacian llevar por la fuerza a la villa de Villatoro y a la ciudad de
Ávila donde el dicho don Gerónimo se hallaba y tenía la Pasqua de Navidad” (A.M.N.
Real Carta Ejecutoria Carta de sustitución hecha por Jerónimo Dávila el 11 de
julio de 1539 en la ciudad de Valladolid fol. 42 vº). Otros trabajos consistian en que los hombres,
debían llevar leña para tres o cuatro fuegos y se veían forzados a reparar y
tener en buen estado la fortaleza, aportando y costeando los materiales. Por
otra parte las mujeres estaban obligadas a limpiar y lavar las estancias que
ocupaban los señores.
En otoño de este mismo año de 1538, con ventitres
años, Teresa de Cepeda tuvo que abandonar el convento para volver con su
hermana mayor, Dña. María, y su cuñado D. Martín, a la dehesa de Castellanos de
la Cañada ,
permaneciendo en este lugar esperando ser sometida al tratamiento con purgantes
de una curandera de Becedas, cerca de Barco, cuyo medio terapeutico eran
diferentes hierbas de campo, tarea que no pudo iniciarse hasta la primavera de
1539. No debieron ser muy eficientes estas curas ya que en agosto del año
siguiente su enfermedad se agrava sufriendo convulsiones y permaneciendo varios
días incosciente. Los pueblos de la provincia de Ávila, en aquella época eran
punteros en la produción de carne de cabra y leche, por lo que “…Consideramos que la causa mas probable que
puede explicarnos todo este cuadro clínico es la brucelosis o fiebre de Malta,
agravada por los tratamientos con purgantes, que propició la complicación de
neurobrucelosis” (Avelino Senra Varela. Santa
Teresa de Jesús vista por un médico. Pags. 323 y 324).
La salud de Teresa va mejorando, con lo que va
recuperando sus aficiones mundanas, volviendo nuevamente a vivir en el convento
de la Encarnación
D. Alonso Sánchez de Cepeda murió en Ávila, el 24 de
diciembre de 1543 a
los setenta y dos años y en su última disposición testamentaria legalizada el 3
de Diciembre de ese año, unos días antes del fallecimiento, dispone la herencia
para sus hijos “é á los dichos Jerónimo
de Cepeda é Agustín de Cepeda é doña Juana de Ahumada, mis hijos é hijas”.
En este testamento no consta herencia para Teresa, por haber recibido la dote
cuando profesó su religiosidad, aunque la
cita en él junto al hacendado de Villatoro, Martín Guzmán de Barrientos,
marido de su hija María, “ E para complir
é pagas é efituar este mi testamento … dexo é nombre por mis testamentarios é
cabezales al Señor Maestro Lorenzo de Cepeda mi hermano é al Señor Martín de
Guzmán mi yerno é á Doña Teresa de
Ahumada mi hija Monja… etc” (Ver Alonso Vinegrilla Martín de Guzmán y el palomar de Gotarrendura.-
Pag.587 y 588)
En 1546 muere la señora de Villatoro Dña. Aldonza del
Aguila, a consecuencia del parto de su hijo Miguel, mujer con la que se había
casado poco tiempo antes D. Jerónimo Dávila. Debió ser este el motivo de estipular
voluntades testamentarias “…dejo por
tutriz y curatriz y administradora de la persona y bienes del dicho don Miguel
de Ávila mi hijo y heredero a la
Ilustre señora doña María Enriquez de Guzmán, mi señora
madre, para que ella sola sea tutriz y administradora.” (A.M.N. Real Carta Ejecutoria Op. Cit. Fol 49 vº)
A los pocos meses fallecería también D. Jerónimo, como
se deduce del primer documento de 1547 de la tutoría de doña María, en la que
se dice “Sepan cuantos esta carta de
poder y procuración vieren como yo doña María Enriquez de Guzmán, mujer del
ilustre señor que fue de los vecinos de Villatoro, y Navamorcuende, El Bodón y
Cardiel, ya difunto que haya gloria, por mi misma y como tutora que soy de la
persona y bienes del ilustre señor don Miguel de Ávila, mi nieto, hijo del muy
ilustre señor don Gerónimo de Ávila, difunto que haya gloria,vecina que soy de
la muy noble ciudad de Ávila…” (A.M.N. Real Carta
Ejecutoria Op. Cit. Fols 55 y 56 vº). El mayorazgo de Villatoro queda de esta forma en manos
de D. Miguel Dávila, tutelado por su abuela Dña. María Enriquez de Guzmán,
sucediéndose a partir de esta fecha numerosos pleitos y sentencias contra sus
bienes.
Seis años más tarde, en 1553, se resolvería una de las
sentecias contra el Obispo de Ávila, quién deseaba tomar las cuentas de la
iglesia, y como dijimos anteriormente estaba establecido que los diezmos los
cobrasen el Señor de la Villa
“… y de la otra parte la venerable Sra.
Dña. María Henriquez de Guzmán, tutora y administradora de la persona y estado
del muy venerable señor D. Miguel de Ávila señor de la casa de Villatoro y
Navamorcuende y Gonzalo Gómez, su procurador, sobre el tomar de las cuentas de
la iglesia…” (Archivo Parroquial de Almendral
(A.P.A.) Libro de Fábrica nº 3).
Hacia 1554, Carlos I, nombra al agustino Alonso de
Orozco, (había visitado en diferentes ocasiones la
ermita de Nuestra Señora del Risco. Fue beatificado por León XIII el 15 de
enero de 1882 y canonizado por Juan Pablo II el
19 de mayo de
2002) predicador real, este
nombramiento condicionó su vida, al forzarle a vivir en Madrid y frustarle el
deseo de residir en el monasterio de Villatoro en soledad. El rey nunca se lo
permitió porque “no podía prescindir de
sus servicios, no solo como predicador, sino como amigo, confidente, incluso de
médico de alma y cuerpo” (Angel Peña O.A.R. San Alonso de Orozco, místico y sabio Pag. 26
Parroquia La
Caridad.- Pueblo Libre – Lima – Perú).
Alonso de
Orozco, religioso y escritor místico que solicitó tres veces a Felipe II,
siendo predicador real, permiso para
retirarse al Convento del Risco, perteneciente al estado de Villatoro.
Posteriormente y hasta tres veces pidió a Felipe II, licencia
para retirarse al convento de Nuestra Señora del Risco pero tampoco fue posible
y nunca se lo concedió “…no lo tengo de
hacer por ninguna cosa – no quería echar a los santos de su corte” (A. Martinez Cuesta O.A.R. Biografía de San Alonso de Orozco –
Agustinos Recoletos- Pag. 2)
Moriría D. Miguel Dávila poco antes de cumplir catorce
años, en 1559 sucediéndole en el señorío de Villatoro, su tío D. Enrique Dávila,
hermano de su padre D. Jerónimo, e hijos los dos, de Dña. María Enriquez de
Guzmán, su tutora en vida.
Un año después, hacía 1560, con la aprobación de San
Pedro de Álcantara y el consejo de San Luis Beltrán, comenzó la monja Teresa de
Ávila a realizar sus proyectos reformadores, siendo de gran ayuda una cantidad importante
de dinero que le remitió desde Perú uno de sus hermanos, y el decidido apoyo
del nuevo obispo de Ávila, Álvaro de Mendoza, ayudando a la empresa reformadora
de Teresa de Jesús para que pudiese realizar la fundación del Convento de San
José en Ávila dos años después, primero de los diecisiete que inaguraría:
Medina del Campo, donse conocería en 1567 a Juan de Yepes Álvarez –San Juan de la Cruz- Malagón ,
Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas de
Segura, Sevilla, Caravaca de la
Cruz , Villanueva de la Jara , Palencia, Soria, Granada y Burgos.
Alrededor de 1561 acontecen una serie de situaciones
desagradables de motivo económico entre las hermanas María de Cepeda viuda del hacendado
de Villatoro, Martín de Guzmán Barrientos, y D. Juan de Ovalle, marido y
representante de doña Juana de Ahumada, estos se conoce a través de Alonso
Vinegrilla que dice “…era cuñado de Santa
Teresa y a juzgar no solo por el albaceazgo con que le invistió su suegro y por
la intervención que tuvo en todos los asuntos de familia, sino por regentar los
negocios particulares de Santa Teresa, manejando dinero de ella, debió ser
persona de inteligencia y probidad y conservando en 1546 el cuidado de los
bienes de la Santa ,
es estraña la intervención interesada y tal vez subrepticia, representado por
Vinegrilla en expediente judicial de información y pedimento, un año después de
la muerte de su suegro, osea en 1544, puesto que tal ingerencia era la preparación
de un pleito contra Pedro Rengilfo, curador de los bienes de Cepeda en nombre y
poder de los albaceas, no en defensa del acervo común, pues Martín de Guzmán
Barrientos perseguía principalmente y obtuvo por sentencia de 2 de Octubre de
1548 la fijación de cantidades correspondientes por todos conceptos á su mujer
doña María de Cepeda, con preferencia á los demás acredores. Esta sentencia por
el Licenciado Arriega, Corregidor y Juez de Ávila y su tierra, determina lo que
corresponde a los hijos pleiteantes, al Deán y Cabildo de lña Catedral de
Ávila, desestimando alegatos de acredores que demandaron a Pedro Rengilfo, por
no estar bien probados como convenía, demandas y pedimentos de D. Martín de
Guzmán, como marido de doña María de Cepeda, que había recibido de su padre al
casarse, como dote, seiscientos mil maravedis.
En la herencia de doña
Beatriz, según inventario como procedentes de bienes dotales, aparecen tres
cuartillas de heredad que serían los tres majuelos de viña a que se refiere el
documento de 1º de Octubre de 1544
a instancias de Melchor Nieto, uno de los cuales vendió
Martín de Guzmán al Licenciado Vergara.
Del testamento de doña
Beatriz de Ahumada, consta que el documento oficial procede de copia autentica,
sacada por parte de Martín de Guzmán Barrientos.
Y de este personaje, hasta
el día, solo se sabe que desde la muerte de su suegro, entregaba a Santa Teresa
las 25 fanegas de pan llevar mitad trigo, mitad cebada, con que su padre la
dotara, ó su importe en efectivo; que D. Juan de Ovalle, marido de doña Juana
de Ahumada y en nombre de esta, instaba pleito en 1561 contra doña María de
Cepeda, viuda de D. Martín de Guzmán, a cuyo pleito se opuso la Santa valiéndose del
oportuno donativo en dinero, del que recibió de su hermano Lorenzo.
Martín de Guzmán murió pues
en 1561 o antes, y su cuerpo espera la resurreción en sepultura que radica en la Capilla de la hoy Dehesa
de Castellanos de la Cañada ,
término de Martínez, con su estatua labrada en alabastro, verdadero monumento
de arte español en las posesiones (dos yugadas y media de heredad) que fueron
de su mujer por parte materna, pertenecientes en esta sazón a mi querido amigo
y pariente D. Fernando Maldonado y González de la Riva , Marqués de Castellanos
y de Trives, Vizconde de Hormaza.” (Ver Alonso
Vinegrilla Martín de Guzmán y el palomar de Gotarrendura.- Pag.587 y 588)
El matrimonio formado por Dña. María Sánchez de Cepeda
y del Peso y el propietario de Villatoro, D. Martín de Guzmán Barrientos,
tuvieron un hijo llamado D. Diego de Guzmán y Cepeda (sobrino
de Santa Teresa) que se casó
este mismo año de 1561 con Jerónima de Tapia (Ver
Fastos Payaneses Nº 65 Edic. 1939 – Testamento) prima hermana de Santa Teresa, descendiente de
Francisco Álvarez de Cepeda, hermano de D. Alonso Sánchez de Cepeda, padre de la Santa. Cuando
fallece Jerónima de Tapia, Teresa de Cepeda escribe a D. Diego de Guzmán en
estos términos “La gracia de Espirítu
Santo sea con vuestra merced y le dé el consuelo que es menester, para tanta
pérdida, como al presente nos parece. Mas el Señor que lo hace, y no quiere más
quenosotros mesmos, traerá tiempos, que entendamos era esto lo que más bien
puede hacer a mi prima, y a todos los que la queremos bien: pues siempre
llevaen el mejor estado.” (Obras de Santa Teresa de Jesús. Tomo III. Carta XXXV a D. Diego
de Guzmán y Cepeda, sobrino de la
Santa )
Por otra parte, D. Enrique Dávila, que se ha hecho con
el señorío de Villatoro es un hombre comprometido y polémico como se le define
en el libro “La gloria de don Ramiro” “… su intemperante condición respondía a su
estatura gigantesca. Cuando quería dominar alguna congoja, reventaba uno o dos
caballos a fuerza de locas carreras por el camino de Villatoro. El juego era la
única pasión que lograba punzarle.
Peinaba sin crencha, hacía atrás. Su tez era barrosa y trasnochada. Sus ojos
pequeños” (Larreta, Enrique: La gloria de don
Ramiro, pag. 119, colección Austral nº 74 Madrid 1970).
Para el convento del Monasterio del Risco, estos años
debieron ser una época de esplendor floreciente al ser elegido miembro prior el
4 de Junio de 1569, el agustino Fray Juan de Muñatones, amigo y seguidor del
manchego Santo Tomás de Villanueva del que había recopilado todos sus sermones
y autobiografiado su obra a la que tituló De
vida et rebus gestis ab fr. Thomás de Villanueva, editada en Alcalá en
1572. Este fraile, anteriormente había sido Predicador Real, nombrado por
Carlos I, educador de los hijos de Felipe II y Obispo de Segorbe (Castellón)
escogido por el Papa Paulo IV. Como superior del cenobio, dirige y mejora las
instalaciones de la iglesía, la red de abastecimiento de agua y se rehacen
establos y almacenes
Fray Juan de Muñatones, prior del Convento del Risco
desde 1569 hasta últimos de febrero de 1577,
recopiló todos los sermones de Santo Tomás de Villanueva que editó en
Alcalá de Henares en 1572.
Santo
Tomás de Villanueva
Siguiendo con D. Enrique Dávila, Señor de Villatoro, se
le define en otra cita como “Enjuto de
complesión, de mirada severa y grave talento era don Enrique de carácter
impetuoso, mas que nada por su personalidad que por el rigor con que llevaba su
vara de corregidor de la ciudad. De noble alcurnia, petimetre y licencioso,
amigo del toro, del mesón y político mas intrigante que inteligente; animador
siempre del coso de San Vicente en donde los años de su regimiento, no faltaron
toros que correr, de su excelente y afamada ganadería …” (Lázaro Lázaro, Vicente. Navamorcuende…Op. Cit. Pags..27 y ss). Lo que hace suponer que siendo regidor de
la ciudad de Ávila y señor de las villas de Villatoro y Navamorcuende viviese
en esa ciudad donde recibe carta firmada por Felipe II para que preste
juramento de lealtad a su hijo el príncipe Fernando, “ El Rey. Don Enrique Dávila cuyas dice que son las villas de Villatoro
y Navalmorcuende habiendo sido jurado en esta corte que por nuestro mandato
están juntos y al presente en la villa de Madrid el Serenísimo príncipe don
Fernando, mi muy caro y muy amado hijo …” (A.G.S.
, P.R. fol. 397). El príncipe
Fernando moriría en 1582, poco después del citado juramento, quedando como heredero
su hermano Diego, por lo que D. Enrique vuelve a recibir cartas firmadas por el
Rey, en su casa de Naharros del Puerto para que preste un nuevo juraramento al
sucesor “ En la casa y dehesa de Naharros
del Puerto a diecisiete días del mes de marzo de 1582, ante mi Juan de Miranda,
escribano de su Majestad y personas del lugar demandamos jurisdicción de la ciudad de Ávila y todo de yuso escrito,
estando presentes el Ilmo. Señor don Enrique Dávila, señor de casa y estado de
Villatoro y la villa de Navamorcuende y Cardiel y lugares de la jurisdicción …”
(A.G.S. , P.R.
9-11, fol. 151).
En mayo de 1582, es nombrado por primera vez prior del
santuario del Risco, Fray Francisco de Bustos, (volvería
a ser prior del convento en septiembre de 1609) que con el tiempo llegaría a ser uno de los agustinos
mas solicitados en España como exhorcista. (La plaga con que
castiga Dios los pecados de los hombres. León Vegas, Milagros. Pag. 101 y 102). Los agustinos habían llegado a alcanzar
popularidad en lo tocante a este tipo de ceremonias, desde el poder que se le
atribuyó a San Agustín en la catástrofe ocasionada por la abundancia de
langosta en los campos de Toledo, quién con su báculo arrojó toda la plaga al
río Tajo. (Vázquez Lesmes, Rafaél y Santiago Álvarez,
Cándido: op. Cit. Pag. 132)
Puerta norte desde el interior de la Iglesia de San Miguel
Árcangel. Villatoro
Unos meses después del mismo año, Teresa de Cepeda
funda en Burgos el decimosexto convento de carmelitas, continuando viaje a Alba
de Tormes, donde llegó muy debilitada debido a su enfermedad, agravándose sus
dolencias hasta su fallecimiento que acaeció en la noche del 4 de octubre de
1582, día en que el calendario juliano, fue sustituido por el gregoriano, pasando
a ser 15 de octubre, fecha en la que la iglesia conmemora el día de la santa.
De nuevo vuelvo con el señor de Villatoro, D. Enrique
Dávila, junto con Rodrigo de Bracamonte hombres presuntuosos y arrogantes,
ultrajan, el mismo día, 21 de octubre de 1591, de la toma de la consagración
del Obispo Sancho Dávila, (el fundador del Mayorazgo
de Villatoro, Sancho Blázquez Dávila también fué conocido por Sancho Dávila,
siendo también obispo unos doscientos cincuenta años antes, y el que estableció
las claúsulas hereditarias del Señorío de Villatoro) e injurian al
Rey Felipe II, colocando pasquines en distintos puntos de la ciudad de Ávila,
en los que denuncian la falta de libertades, motivo por el que fueron juzgados
y condenados a muerte. La sentencia se aplica primero para Rodrigo de
Bracamonte, el 17 de febrero de 1592 y a D. Enrique Dávila, Señor de Villatoro,
la pena se le conmuta por la falta de libertad, llevándole preso a la
fortificación de Turégano donde quedó recluido del exterior, custodiado por dos
alguaciles y dos guardas. Estando retenido en la fortaleza, fallece en Madrid
donde vivía, el 19 de enero de 1592, Dña. Isabel Dávila, única hija reconocida
de D. Enrique, sin dejar esta ni su padre ningún otro descendiente, hechos que fueron
aprovechados por el Marqués de Velada, para reclamar una vez más el estado de
Villatoro y las villas de Navamorcuende y Cardiel, que desde Dña Juana Dávila y
su marido D. Pedro González Dávila de Valderrábano venían reclamando por no
ajustarse a derecho. (Ver EL PAPEL DE VILLATORO Núm.
22. Octubre 1998)
Puerta
Oeste de la Iglesia Parroquial
de San Miguel Arcángel. Villatoro.- Ávila
Se terminó
de imprimir
este librete el día
15 de Marzo de 2015.
V Centenario
del nacimiento
de Santa Teresa de Ávila